Los primeros orígenes legales en España destinados a la protección del patrimonio histórico datan del siglo XVIII, estando ligados a la monarquía borbónica y a intelectuales ilustrados del entorno de Felipe V, que creó la Real Academia de la Historia mediante R. D. de 18 de abril de 1738, aprobando sus estatutos mediante una Real Cédula que fue pionera en ocuparse de forma oficial de temas culturales y que cumplirá un papel de gabinete de antigüedades, con la creación del cargo de anticuario, conforme a la línea de la política europea de mecenazgo y coleccionismo que caracterizó esta época ilustrada y caracterizado por su identificación con la Antigüedad Clásica, con la ciencia y con la cultura. La Real Academia de Bellas Artes se crea en abril de 1752, bajo el patrocinio de Fernando VI, otro rey ilustrado, que la llamó: Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Fernando , para la promoción y la protección de las artes. Posteriores modificaciones de los estatutos suprimen el ca
La cultura tiene tres pilares que la sustentan y alrededor de los que giran el estudio y la investigación: los archivos, fuentes de documentación; la Historia, recuerdo de la humanidad; y el patrimonio, que identifica a los pueblos en simbiosis con el paisaje.