Es positiva, palpable y ética: servir de información y testimonio de prueba a las instituciones, la sociedad o las personas que lo soliciten. Es servir con el instrumento documental de memoria de derechos y obligaciones colectivas y personales. Es servir también a la Historia: el archivo es un espejo de la vida de los hombres, uno de sus registros de memoria permanente y colectiva más completos para sostener con eficacia la trama jurídica (derechos y obligaciones) del tejido social por un lado, y para guardar la memoria histórica por otro. Sin estas finalidades sociales no tendrá sentido la acumulación y conservación de documentos en forma archivística.
La cultura tiene tres pilares que la sustentan y alrededor de los que giran el estudio y la investigación: los archivos, fuentes de documentación; la Historia, recuerdo de la humanidad; y el patrimonio, que identifica a los pueblos en simbiosis con el paisaje.