La sociedad se manifiesta clara: las administraciones públicas deben ser faros que iluminen el camino hacia la promoción de la cultura escrita y la defensa de los derechos de autor. Esta es una de las conclusiones que emergen del Segundo Observatorio de la Sostenibilidad de la Cultura Escrita, una iniciativa de CEDRO presentada hace unas semanas en la capital española. En este informe se recoge la voz de los ciudadanos sobre las políticas públicas relacionadas con la cultura escrita. El papel del autor local. Dentro de las páginas del Observatorio, se resalta que las medidas más apreciadas por la ciudadanía son aquellas dirigidas a apoyar a escritores y periodistas locales. Estos creadores son considerados piezas clave en el engranaje cultural de la sociedad, verdaderos artífices que moldean el pensamiento y la identidad de una comunidad. Además, se subraya la importancia de fortalecer sus derechos de autor, ya que son estos derechos los que otorgan al creador el respeto y la remuner
A veces en los documentos o en libros que consultamos al investigar aparecen grumos plateados, ese es el efecto que produce al contacto con la tinta, para secarla y tras el paso del tiempo. Estas partículas oscuras y brillantes, probablemente corresponden a restos de arena secante o de polvo de salvadera. Este polvo era utilizado para acelerar el secado de las tintas, que solían dejar trazos espesos y tardaban en secarse, el papel no podía guardarse sin correr el peligro de que la tinta se difuminase o de que estampase la grafía en el siguiente documento. Antes de la invención del papel secante, a partir del siglo XVI, la salvadera se empleaba como solución para este problema. La salvadera era un recipiente pequeño similar a un salero y su nombre proviene del uso inicial de salvado, un subproducto de la molienda de cereales, como material secante. Con el tiempo, la composición de los polvos utilizados fue variando, incluyendo partículas finamente molidas de minerales blandos, piedr