Nuevo artículo de la serie que firma María del Carmen Calderón Berrocal
La escritura es el resultado de los
movimientos musculares desde una integración neuromuscular y de la
coordinación de la visión con el mecanismo corporal que da lugar a los
movimientos de la mano, con todo ello el humano trata de plasmar su
pensamiento por medio del grafismo sobre un soporte. Trata de traducir
su pensamiento por medio de signos, los grafemas o las letras, por medio
de los cuales forma frases y rúbricas que expresan su pensamiento y su
personalidad. Expresando el pensamiento no tiene otra finalidad que la
comunicación del mismo con su interlocutor, el receptor de una misiva o
de una colectividad.
Pero
el pensamiento y el carácter de un autor determinado no sólo se expresa
mediante los signos convencionales, ni tampoco tiene siempre una
finalidad de comunicación; hay mucho más detrás de lo que aparece
escrito.
Pero siempre existe un mecanismo
neuromuscular que es en realidad es un proceso grafomotor, en lo que
quedan interesadas tanto la escritura en forma de pictografía, como la
escritura convencional, ya sea paleografía o neografía.
La escritura realmente es un acto
voluntario, pero que el hábito automatiza, la actividad cerebral se
pronuncia por medio de la mano, que ha prendido un útil escriptorio y
que se dispone a escribir sobre un soporte, ya sea papel, madera,
arcilla, lienzo… una grafía en una época determinada y en un idioma
determinado.
Un cuero de escritura o una firma son peldaños últimos de un proceso
dinámico en el que están presentes varios elementos tales como
componentes intelectivos, psicodinámicos y gráficos.
Entre los componentes intelectivos
estarían la discriminación de fonemas y la interpretación de palabras,
la decodificación del lenguaje, la intencionalidad. Entre los
componentes psicodinámicos podrían citarse la motricidad media que
vendría a ser los movimientos del cuerpo sin que se produzca cambio de
lugar; lo que se llamaría motricidad fina, que viene a ser los
movimientos de la mano y digitaciones; la situación en el plano; la
dirección y el sentido en el que se escriba, la coordinación entre la
presión que se hace sobre el útil escriptorio y la que se efectúa sobre
el soporte escriptorio; la disposición de los grafemas, su seriación, su
composición y enlaces; el aumento y la disminución de la grafía;
paralelismo, rapidez, cadencia, ritmo. Mientras que los componentes
gráficos serían las líneas que se efectúan sobre el soporte escriptorio,
rectas, curvas, quebradas, sinuosas.
La situación en el plano viene
determinada por la orientación que el autor adopte en el espacio, por
cómo se mueve la mano en combinación con el soporte, y por el simbolismo
de cada parte del plano.
Existen
múltiples factores que confluyen a la hora de escribir, la coordinación
en el sujeto entre la presión que este ejerce sobre el útil escriptorio
y también la presión que ejerza sobre el soporte determinarán su grafía
pero también tendrán bastante que ver la dureza de la superficie sobre
la que se esté escribiendo, la amortiguación del útil escriptorio y el
grosor del mismo.
No escribe igual un lápiz de mina dura que blanda, no
escribe igual un bolígrafo de punta fina, que de punta gruesa, que un
rotulador, que una pluma…, etc.
La dirección de la escritura y el
sentido en el que se escriba también serán determinantes, pero esto
tienen mucho que ver con el aspecto cultural, hay grafías que se
efectúan de izquierda a derecha y otras que se realizan de derecha a
izquierda, así como hay individuos diestros y siniestros o zurdos.
La seriación, la composición y los
enlaces de los grafemas darán un aspecto a la escritura que si entran en
juego la descomposición, la desarmonía o los grafemas aislados.
La grafía tiende a adaptarse a los
espacios, al soporte y procura inconscientemente una correlación en
dimensiones entre los distintos signos que aparecen en el cuerpo de
escritura, así es como se explicarán los aumentos y las disminuciones,
aparte de estar también bajo la influencia psicosomática del sujeto al
que condicionan factores ambientales, estados de ánimo, preocupaciones,
euforia y un largo etcétera.
En paralelismo en la escritura se
desprenderá de la capacidad del autor para mantener un ritmo, una
distancia armónica entre líneas, palabras, letras y en el mismo
movimiento.
La prisa es algo que también tiene mucho
que decir sobre la grafía que resulte dibujada sobre el soporte
escriptorio. La rapidez no es sólo producto de la prisa, la pericia
también aporta rapidez, pues no es lo mismo la escritura de una persona
inexperta que escribe lentamente, que la escritura de una persona con
habilidad gráfica, experta y con destreza, tanto en habilidad
escriptoria como en resolución psicomotriz escrituraria.
Podemos definir la cadencia como la
repetición de la acción escripturaria, mientras que el ritmo vendría a
significar la agilidad que se tenga en la acción escripturaria; y esto
supone también madurez tanto gráfica como intelectual. Odos estos
conceptos se aúnan en lo que algunos autores denominan como melodía
cinética, que no es más que la armonía escripturaria.
De esta forma, visto lo visto, podemos
afirmar rotundamente que en la escritura son fundamentales los
componentes perceptivo, simbólico y psicomotor. En este sentido se
pronunciaba Tournay:
“El sentido del movimiento que comprende las impresiones cutáneas,
articulares y, además, un juego de impresiones no sentidas, que guían la
actividad del cerebro por la información inconsciente que aporta”.
Por tanto, en la escritura no solo vemos
eso, escritura, sino que vemos la escritura, el contenido, que es lo
que se dice, también vemos lo que se quiso decir, lo que no se quiso
decir y se dijo, la personalidad del autor, el estado de ánimo del
mismo, su estado psicosomático, su postura al escribir, con qué útil
escriptorio se decidió a escribir, la escuela a la que pertenece, la
época, la edad, y un sinfín de cosas que a simple vista pasarían
desapercibidas prescindiendo del estudio grafocrítico.
La Grafocrítica es la ciencia que
estudia la grafía, que va de la inducción a la deducción para extraer
conclusiones demostrables y que son de gran ayuda a la Justicia en la
determinación de supuestos que podrían haber sido planteados de forma
dolosa, desenmascarando y dilucidando el problema real en base a cotejos
y análisis de la escritura y rúbricas.
Licenciada en Geografía e Historia, Doctorado cursado en Historia Medieval, Ciencias y Técnicas Historiográficas Universidad de Sevilla; Paleografía, Neografía y Diplomátic. Perito Judicial Calígrafo en los tribunales de Sevilla y Huelva, peritaciones de parte y para instituciones como la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Perito Judicial en Prevención de Riesgos Laborales. VII Curso Archiveros Junta Andalucía IAAP-USE. Máster y Especialista Universitario en Dirección de Centros Sociosanitarios de Mayores UPO. Máster Prevención de Riesgos Laborales UNIR. Asociación de archiveros Andaluces y Colegiada 5107 del Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Sevilla y Huelva, siendo miembro fundador de su sección de Pericia Caligráfica.