Es
positiva, palpable y ética: servir de información y testimonio de prueba a las
instituciones, la sociedad o las personas que lo soliciten.
Es servir con el
instrumento documental de memoria de derechos y obligaciones colectivas y
personales.
Es servir también a la Historia: el archivo es un espejo de la vida
de los hombres, uno de sus registros de memoria permanente y colectiva más
completos para sostener con eficacia la trama jurídica (derechos y
obligaciones) del tejido social por un
lado, y para guardar la memoria
histórica por otro.
Sin estas finalidades sociales no tendrá sentido la
acumulación y conservación de documentos en
forma archivística.