CARTA CONSISTORIAL DE URBANO VIII RELATIVA A LA CANONIZACIÓN DE FRANCISCO JAVIER Roma, 6 de agosto de 1623
CARTA CONSISTORIAL DE URBANO VIII RELATIVA A LA CANONIZACIÓN DE FRANCISCO JAVIER Roma, 6 de agosto de 1623
Volumen de pergamino, de 349 x 238 mm., 24 folios. Documento papal «in forma libelli» con la bula de plomo colgando de un cordón de seda (rojo y amarillo). ASV, A.A., Arm. I‑XVIII, 5572, f. 18r
El 12 de marzo de 1622, el pontífice Gregorio XV (1621-1623) celebraba solemnemente en la renovada basílica de San Pedro el rito de canonización de Isidro Labrador (aprox. 1080-1130), Teresa de Ávila (1515-1582), Felipe Neri (1515-1595), Ignacio de Loyola (1491-1556) y Francisco Javier (1506-1552); sin embargo, las bulas de los tres últimos canonizados (con idéntico incipit: Rationi congruit) las publicó el sucesor Urbano VIII el 6 de agosto de 1623.
El documento, del cual se reproduce la parte final a continuación, se redactó en forma de expediente y contiene la canonización de Francisco Javier.
Nacido en el castillo de Javier (Navarra-España) en 1506, el futuro apóstol de Oriente se dirigió a París en 1525 para asistir a la Universidad y completar los estudios comenzados en su patria. El 15 de agosto de 1534, Ignacio de Loyola, Francisco Javier y otros cinco compañeros hicieron el voto de practicar la vida apostólica en la pobreza y la castidad, posiblemente en Tierra Santa o donde el vicario de Cristo les ordenara. Una vez concluidos los estudios teológicos (en 1530 obtenía el grado de magíster artium o doctor en filosofía), en 1536 Francisco abandonó París con sus compañeros (excepto San Ignacio que se había marchado mucho antes) rumbo a Venecia, donde fueron ordenados sacerdotes el 24 de junio de 1537. Al resultar irrealizable el viaje a Tierra Santa por la guerra entre la República de Venecia y los turcos, Ignacio y sus compañeros se presentaron en Roma para ponerse a completa disposición del pontífice Pablo III (1534-1549), que el 27 de septiembre 1540 concedía la aprobación canónica a la «Compañía de Jesús».
Mientras el fundador permanecía en Roma, cumpliendo órdenes directas del papa, sus compañeros partieron para realizar misiones pontificias en las distintas regiones de Italia, Alemania, Austria, Irlanda, Etiopía. A Francisco Javier se le asignó como campo de apostolado la lejana India. Zarpando desde Lisboa el 7 de abril de 1541, tras un largo y difícil viaje, llegó a Mozambique, donde permaneció durante varios meses desvelándose a favor de europeos e indígenas. El 6 de mayo de 1542, Francisco llegó a Goa (India), capital civil y religiosa del imperio portugués de Oriente, y hasta septiembre se dedicó a la educación de jóvenes y esclavos, al cuidado de los leprosos y a la administración de los sacramentos. Partió seguidamente rumbo a la costa sur-oriental de la India, donde aproximadamente 20.000 pescadores convertidos al cristianismo en los años 1535-1537 se habían quedado prácticamente sin apoyo espiritual. Entre noviembre y diciembre de 1544 Francisco bautizó él solo a más de 10.000 personas. Tras consolidar en la fe a las comunidades de la India, a finales de agosto de 1545 volvió de nuevo al mar para llegar a Malaca, las islas Célebes y las Molucas. En julio de 1547 volvía a Malaca, donde conoció a un japonés huido de su país por homicidio. Tras una serie de conversaciones con éste, Francisco decidió dirigirse a Japón, adonde llegó el 15 de agosto de 1549. Tras haber constituido una comunidad floreciente de más de 1.000 cristianos, que confió a dos cofrades que había llevado consigo, Francisco volvió a Goa en febrero de 1552.
Convencido de que sólo la evangelización de China habría asegurado al Cristianismo de extremo oriente una base segura de expansión, Javier atracó en la isla de Sancián en otoño de 1552, desde la cual intentó llegar a Cantón. Sin embargo, por haber enfermado, tras aproximadamente doce días murió en la noche entre el 2 y el 3 de diciembre de 1552, asistido únicamente por un cristiano chino.
El cuerpo de Francisco está enterrado en Goa, lugar al que fue transportado – incorrupto- en 1554; el brazo derecho, con el que el misionario había bautizado a aproximadamente 30.000 personas, fue trasladado en 1615 a Roma y se venera en la iglesia del Gesù. En 1663 Alejandro VII fijó como la fiesta de San Francisco Javier el día 3 de diciembre.
El documento es en escritura tipo bula o littera sancti Petri, usada en la cancillería pontificia desde la mitad del siglo XVI hasta el siglo XIX. El texto termina con la fechación (a partir de la línea 8): Datum Rome apud Sanctum Petrum anno incarnationis dominice millesimo sexcentesimo vigesimo tertio, octavo idus augusti, pontificatus nostri anno primo. Se trata del 6 de agosto de 1623, es decir, del mismo día de la elección de Urbano VIII. De hecho, con este papa, al igual que en pocos otros casos (Calixto II, Inocencio II, en parte Clemente V, Urbano VIII), el cálculo del pontificado comienza con el día de la elección y no con el día habitual de la coronación. La firma del papa está precedida por el «signum crucis»: Ego Urbanus catholicae Ecclesiae episcopus. Sigue la Rota: en los cuadrantes internos superiores se encuentran los nombres de los apóstoles Pedro y Pablo (Sanctus Petrus | Sanctus Paulus), y en los inferiores el nombre del pontífice (Urbanus papa VIII); los dos anillos concéntricos encierran el lema: In Domino sperans non infirmabor. En los ff. 19r-23r están las firmas autógrafas de los cardenales: doce de la orden de los presbíteros y tres de la orden de los diáconos.
Volumen de pergamino, de 349 x 238 mm., 24 folios. Documento papal «in forma libelli» con la bula de plomo colgando de un cordón de seda (rojo y amarillo). ASV, A.A., Arm. I‑XVIII, 5572, f. 18r
El 12 de marzo de 1622, el pontífice Gregorio XV (1621-1623) celebraba solemnemente en la renovada basílica de San Pedro el rito de canonización de Isidro Labrador (aprox. 1080-1130), Teresa de Ávila (1515-1582), Felipe Neri (1515-1595), Ignacio de Loyola (1491-1556) y Francisco Javier (1506-1552); sin embargo, las bulas de los tres últimos canonizados (con idéntico incipit: Rationi congruit) las publicó el sucesor Urbano VIII el 6 de agosto de 1623.
El documento, del cual se reproduce la parte final a continuación, se redactó en forma de expediente y contiene la canonización de Francisco Javier.
Nacido en el castillo de Javier (Navarra-España) en 1506, el futuro apóstol de Oriente se dirigió a París en 1525 para asistir a la Universidad y completar los estudios comenzados en su patria. El 15 de agosto de 1534, Ignacio de Loyola, Francisco Javier y otros cinco compañeros hicieron el voto de practicar la vida apostólica en la pobreza y la castidad, posiblemente en Tierra Santa o donde el vicario de Cristo les ordenara. Una vez concluidos los estudios teológicos (en 1530 obtenía el grado de magíster artium o doctor en filosofía), en 1536 Francisco abandonó París con sus compañeros (excepto San Ignacio que se había marchado mucho antes) rumbo a Venecia, donde fueron ordenados sacerdotes el 24 de junio de 1537. Al resultar irrealizable el viaje a Tierra Santa por la guerra entre la República de Venecia y los turcos, Ignacio y sus compañeros se presentaron en Roma para ponerse a completa disposición del pontífice Pablo III (1534-1549), que el 27 de septiembre 1540 concedía la aprobación canónica a la «Compañía de Jesús».
Mientras el fundador permanecía en Roma, cumpliendo órdenes directas del papa, sus compañeros partieron para realizar misiones pontificias en las distintas regiones de Italia, Alemania, Austria, Irlanda, Etiopía. A Francisco Javier se le asignó como campo de apostolado la lejana India. Zarpando desde Lisboa el 7 de abril de 1541, tras un largo y difícil viaje, llegó a Mozambique, donde permaneció durante varios meses desvelándose a favor de europeos e indígenas. El 6 de mayo de 1542, Francisco llegó a Goa (India), capital civil y religiosa del imperio portugués de Oriente, y hasta septiembre se dedicó a la educación de jóvenes y esclavos, al cuidado de los leprosos y a la administración de los sacramentos. Partió seguidamente rumbo a la costa sur-oriental de la India, donde aproximadamente 20.000 pescadores convertidos al cristianismo en los años 1535-1537 se habían quedado prácticamente sin apoyo espiritual. Entre noviembre y diciembre de 1544 Francisco bautizó él solo a más de 10.000 personas. Tras consolidar en la fe a las comunidades de la India, a finales de agosto de 1545 volvió de nuevo al mar para llegar a Malaca, las islas Célebes y las Molucas. En julio de 1547 volvía a Malaca, donde conoció a un japonés huido de su país por homicidio. Tras una serie de conversaciones con éste, Francisco decidió dirigirse a Japón, adonde llegó el 15 de agosto de 1549. Tras haber constituido una comunidad floreciente de más de 1.000 cristianos, que confió a dos cofrades que había llevado consigo, Francisco volvió a Goa en febrero de 1552.
Convencido de que sólo la evangelización de China habría asegurado al Cristianismo de extremo oriente una base segura de expansión, Javier atracó en la isla de Sancián en otoño de 1552, desde la cual intentó llegar a Cantón. Sin embargo, por haber enfermado, tras aproximadamente doce días murió en la noche entre el 2 y el 3 de diciembre de 1552, asistido únicamente por un cristiano chino.
El cuerpo de Francisco está enterrado en Goa, lugar al que fue transportado – incorrupto- en 1554; el brazo derecho, con el que el misionario había bautizado a aproximadamente 30.000 personas, fue trasladado en 1615 a Roma y se venera en la iglesia del Gesù. En 1663 Alejandro VII fijó como la fiesta de San Francisco Javier el día 3 de diciembre.
El documento es en escritura tipo bula o littera sancti Petri, usada en la cancillería pontificia desde la mitad del siglo XVI hasta el siglo XIX. El texto termina con la fechación (a partir de la línea 8): Datum Rome apud Sanctum Petrum anno incarnationis dominice millesimo sexcentesimo vigesimo tertio, octavo idus augusti, pontificatus nostri anno primo. Se trata del 6 de agosto de 1623, es decir, del mismo día de la elección de Urbano VIII. De hecho, con este papa, al igual que en pocos otros casos (Calixto II, Inocencio II, en parte Clemente V, Urbano VIII), el cálculo del pontificado comienza con el día de la elección y no con el día habitual de la coronación. La firma del papa está precedida por el «signum crucis»: Ego Urbanus catholicae Ecclesiae episcopus. Sigue la Rota: en los cuadrantes internos superiores se encuentran los nombres de los apóstoles Pedro y Pablo (Sanctus Petrus | Sanctus Paulus), y en los inferiores el nombre del pontífice (Urbanus papa VIII); los dos anillos concéntricos encierran el lema: In Domino sperans non infirmabor. En los ff. 19r-23r están las firmas autógrafas de los cardenales: doce de la orden de los presbíteros y tres de la orden de los diáconos.