En 1999 se inicia, al abrigo de la Universidad de British Columbia y bajo
la dirección de Luciana Duranti, el proyecto InterPARES, International Research on Permanente
Authentic Records in ElectronicSystems. La orientación es determinar
la autenticidad en los documentos de conservación permanente producidos y
gestionados por sistemas electrónicos.
El proyecto tiene una primera etapa en 1999 y termina en 2001; una segunda
que va de 2002 a 2007; y una tercera que se inicia en 2008 y ha finalizado en
2012.
En la primera etapa se construye un corpus teórico muy potente para
determinar los requisitos de una conservación adecuada de documentos
electrónicos auténticos, una lista de métodos para la selección de estos
documentos, y una lista de principios y competencias orientados a la definición
estrategias útiles a tal efecto. El resultado de esta primera etapa se publica
en 2002 bajo el título Preservation of the Integrity of Electronic Records
y es suscrito por Luciana Duranti, Terry Eastwood y Heather MacNeil, de lo que
podemos extraer más información en Durante, Luciana; Eastwood, Terry, MACNEIL,
Heather. Preservation of the Integrity of Electronic Records . Dordrecht / Boston / Londres, Kluwer Academic
Publishers, 2002, 172 p.
Una de las dificultades que no puede afrontar la primera fase del proyecto
InterPARES es el de la naturaleza dinámica de los documentos electrónicos y,
sobre todo, el de la forma multiforme y multicanal de sus representaciones.
De esta forma la segunda fase se orienta a dar respuesta a estas nuevas
entidades; y por primera vez se nota la dificultad de dar respuestas útiles con
conceptos archivísticos como documento o recuerdo, de manera que
se opta por dar de alta una perífrasis que empieza a tener fuerzas adeptos:
"entidad con significación documental".
El gran hallazgo de la segunda fase es la identificación de tres tipologías
de entidades, aparte del "documentos estáticos", denominación que
recibirán los documentos tradicionales. Se trata de las entidades dinámicas,
las entidades experienciales y las entidades interactivas propias de
aplicaciones como las de creación de arte digital, las de implantación del e-government
o las de desarrollo de experimentos científicos. La delimitación de estas
entidades, de sus características y, sobre todo, de las dificultades no sólo de
proteger su autenticidad a largo plazo, sino incluso de conservarlas como
tales, son los hallazgos de la segunda fase. Al respecto interesa consultar Durante,
L.; PRESTON, R. (Eds.) InterPARES 2:
Experiential, Interactive and Dynamic Records , 2008, Padova, 817 p. Consultable
íntegramente en la web: http://www.interpares.org/ip2/book.cfm
La tercera fase de InterPARES inicia en 2008 con la voluntad de poner en
práctica todos los conocimientos recogidos durante los primeros años del siglo
XXI, especialmente prolíficos pero muy teóricos. De modo que en esta fase se
han analizado casos reales y prácticos en pequeñas y medianas organizaciones
públicas o privadas.
Pero subsisten los problemas terminológicos. El vocabulario tecnológico
recortando camino al propio de las disciplinas de orden social y humanístico,
lo que provoca un decantamiento de la balanza a favor de otros términos para el
documento, tales como entidad intelectual, objeto digital, objeto de
información, y sobre todo datos e información.
Contra esto la Diplomática debe hacer frente pues es la disciplina que
estudia el "documento" y por ello no puede admitir la desaparición, la
mutación, la transformación o la reinvención de su objeto de estudio.
Sobre los problemas de vocabulario se puede consultar Soler, Joan. « La ilusión de un
vocabulario común de la preservación digital. » AAC, Legajo, 31, 2010, p.14-43.
En un artículo de 2005 publicado por Caroline Williams esta hace un repaso exhaustivo de la Diplomática, desde sus orígenes, y en su evolución hacia la diplomática contemporánea, esforzándose en legitimar los nuevos caminos que la ciencia ha tomado y llega a conclusiones. Tales como que la diplomática se ha reinventado como instrumento para comprender los procesos de producción documental de las burocracias del siglo XX; que los valores de la diplomática tradicional continuarán siendo útiles para un análisis retrospectivo, pero también lo serán en un análisis predictivo dado que los elementos o atributos necesarios a la constatación de la autenticidad y la fiabilidad de los documentos adquieren una importancia muy relevante con el uso de esquemas de metadatos; que los archiveros no pueden entender los documentos que gestionan sin la aplicación consciente o inconsciente de técnicas diplomáticas; que la diplomática tiene cosas que decir ante documentos formal o informalmente representados, tanto si se manifiestan como unidades documentales simples como si son agregados documentales, y sobre el contexto en que han sido producidos.
Las cuatro conclusiones sirven de resumen a la realidad de la diplomática en
los últimos años a la vez que se trata de utilizar el conocimiento diplomático
en la elaboración de esquemas de metadatos que permitan discernir qué
información puede ser necesaria para proteger desde la fase de producción
documental sus propiedades esenciales, es decir, autenticidad, fiabilidad,
integridad, identidad, accesibilidad y usabilidad. Al respecto conviene ver: WILLIAMS, Caroline. «Diplomatic Attitudes: from
Mabillon to metadata.» Journal of the Society of archivista , vol.26, n
º 1, abril 2005, p. 1-24.
Luciana Duranti el año 2010 considera que la Diplomática actual supone el
desarrollo contemporáneo de una disciplina antigua que continúa estudiando la
naturaleza, la génesis, las características formales, la estructura, la
transmisión y las consecuencias legales de los documentos. La novedad se encuentra
en la expresión "las consecuencias legales de los documentos."
A la Diplomática no le basta con ser un estándar analítico sino que debe
dar un paso más y evaluar las posibles consecuencias legales que puedan ocurrir
en los documentos electrónicos. Esta definición es de aplicación exclusiva a la
documentación digital y permite justificar el nuevo proyecto iniciado por
Duranti que lleva por nombre Digital RecordsForensics.
Se trata ahora de demostrar que los principios de la diplomática, sobre
todo los derivados de la verificación de la autenticidad o falsedad documental,
se pueden aplicar a cualquier tipo de entidad digital producida en la actualidad
y que, a la vez, el diplomatista puede ejercer tanto de tercera parte de
confianza como de perito judicial sobre estos documentos.
La diplomática se asocia con el derecho, la ciberseguridad, la
archivística, la gestión documental y el análisis forense digital para
continuar demostrar la autenticidad documental.
Los objetivos de esta propuesta son elevar la Diplomática a una ciencia con
un método de trabajo certificable y sobre todo, que en el análisis de las
entidades con significación documental no se dejen de lado los principios de
las ciencias que tradicionalmente han tratado los documentos.
Fuente: Diplomática.cat e interpares.org