La grafocrítica es la crítica del grafismo desde el punto de vista de su autenticidad, se trata de determinar la veracidad o dolo que hay en un determinado escrito.
Hay que tener presente conceptos como Paleografía y Neografía. Mientras que la Paleografía es la ciencia que estudia la grafía hasta el siglo XVI, la Neografía vendría a encargarse de lo propio a partir de esta fecha. Es por esto que la grafocrítica, grafística, pericia caligráfica, está vinculada inherentemente a las humanidades y a las Ciencias y Técnicas Historiográficas.
El concepto grafocrítica viene a emplearse cuando se estudian documentos posteriores al siglo XVI y cuando estos estudios se basan en el estudio dde los aspectos psicofísicos del escrito o de las firmas.
Cuando los estudios se basan en fundamentos históricos de formas y tipos documentales de textos anteriores al XVII estaríamos hablando de Diplomática Histórica o de Paleografía crítica. Mientras que la Diplomática va al documento, la Paleografía va a la escritura.
La Grafocrítica se consolida allá por el siglo XIX, cuando el hecho de escribir se generaliza y se hace extensivo al común de los mortales humanos, con posterioridad a la popularización de la lectura. Todo ello supone un acercamiento de la escritura al hombre y una difusión de esta práctica, con lo cual también se extiende la posibilidad de fraude o dolo en el tema escriptorio. Aparece así un delito nuevo: la falsificación documental.
La falsificación documental puede incidir en el documento, en la grafía, ya sea esta manual o mecánica; y afecta tanto al contenido como al continente, es decir, afecta tanto a la manipulación diplomática del documento como a la manipulación dolosa de la escritura, tanto en el cuerpo de escritura como en la firma o rúbrica.