Fotografía publicada en El Español. Vista aérea del yacimiento antes de ser destruido. Museo de Mallorca.
Los atentados consumados contra el patrimonio cultural, patrimonio arqueológico, patrimonio histórico... no dejan de producirse frente a la estupefacción y horror de los profesionales de la Historia y de la gente que tiene la cabeza sobre sus hombros. El gran yacimiento prehistórico de Palma de Mallorca de Son Oms fue destruido por una pista de aeropuerto. Los restos arqueológicos correespondían a una importante reliquia de la cultura talayótica, un centro ceremonial que fue arrasado a principios de los años 70 del siglo XX y del que solamente fue posible salvar el santuario.
Son Oms tenía en su época de mayor ocupación alrededor de un centenar de estructuras y fue prácticamente arrasado para ampliar el aeropuerto de Son Sant Joan haciendo una segunda pista de aterrizaje para aviones turisticos, algo a lo que se dio prioridad frente a la conservación y protección de un testimonio de la identidad del pueblo, único y con tres milenios de antigüedad.
Lluís Pericot García, historiador y arqueólogo, entre 1959 y 1964 participó en las excavaciones del sitio histórico, que dirigía Guillem Rosselló Bordoy. Lanzó un alegato a la población mallorquina concienciándola para que luchara contra tal decisión. Decía en un artículopublicado en 1971 en Diario de Mallorca: "¿Cómo vais a permitir que algo tan íntimamente ligado a vuestra historia, que es la historia anónima de todos los pueblos mediterráneos y de todos los humanos en definitiva, sea arrasado?".
Los esfuerzos resultaron infructuosos, siendo el yacimiento además uno de los más importantes en la cultura talayótica y contando con la máxima protección desde el año 1963, fecha en que se declara Monumento Histórico-Artístico constituido por un centro ceremonial que se vinculaba a un poblado cercano, Son Oms Vell, en la possesión homónima, que contaba con diversos talayots, siendo éstos monumentos megalíticos en forma de torres de poca altura; además de un túmulo escalonado, también una cueva, un laberinto, necrópolis o santuario, de lo que solo quedó la última estructura citada.
Santuario de Son Oms, durante las excavaciones en el siglo pasado e imagen de las obras de su traslado hacia su nueva ubicación. Fotos: Guillem Rosselló; y vista del santuario en la actualidad.
Hoy el santuario está ubicado en una salida del aeropuerto camino a los municipios de Llucmajor y Santanyí, sin ninguna señalización ni indicación de su existencia, así que son pocos los que saben que allí se ubica el único resto de lo que fuera un yacimiento excepcional, único de la prehistoria balear, desaparecido o sacrificado en aras del progreso.
El paisaje del I milenio a.C. en el que se erigió el complejoo edilicio que constituía el centro ceremonial era muy diferente al actual. Era una albufera con posible salida al mar y que habría sido desecada entre los siglos XIX y XX. El paisaje facilitó entonces el acceso a los recursos del Mediterráneo por parte de los pobladores talayóticos.
Siendo que en la misma zona se conocen otros restos arqueológicos, significaría esto que una importante ocupación prehistórica se asentó en el lugar, aunque haya desaparecido la gran mayoría de estas evidencias arqueológicas.
Los trabajos de investigación que lideró Guillem Rosselló documentaron y descifraron las principales estructuras del sitio. El santuario se perfiló como un edificio rectangular con doble muro, con al menos seis columnas al interior y que pudieron alcanzar los 2,5 metros de altura. Su función fue religiosa, lugar de culto y sacrificio en la época final del talayótico, alrededor del 850-650 a.C. y la época baleárica entre el 450-123 a.C.
El edificio siguió siendo utilizado, más bien reutilizado tras la conquista romana, hasta mediados del siglo I d.C. Quedaron en su interior restos de cerámica romana con grafitos que fueron fechados como contemporáneos del reinado de Nerón, relacionados con los dioses Júpiter y Mercurio.
El túmulo presentaba un diámetro máximo de 25 m., tenía tres gradas y habitaciones radiales que se adosaban en el circuito exterior. Sobre el mismo se erigió otra edificación. Sorprendio el descubrimiento, a la entrada de la puerta de acceso, de un pozo que conducía a una cueva artificial con cámaras múltiples. Una cámara hipóstila con planta oval se habría usado como lugar de enterramiento sobre los siglos IV al II a.C. Fueron encontrados cadáveres correspondientes a adultos inhumados con ajuar. Según Guillem Rosselló tuvo función mágica o ritual en relación con el culto a los muertos.
En 1969 se lleva a efecto nueva campaña de excavaciones, la amenaza de la nueva pista para el aeropuerto estaba presente sobre Son Oms, patrocinaba la Dirección General de Bellas Artes. Pero la insistencia de arqueólogos e historiadores sucumben ante los intereses políticos y económicos.
En vistas del desarrollo de los acontecimientos se buscó una solución de urgencia que salvara lo máximo y se decidió así trasladar los restos a otro lugar y lo consiguieron con las estructuras del santuario solamente, porque las piedras de las demás edificaciones se rompían al encontrarse en muy deficiente estado de conservación.
"Los esfuerzos realizados para impedir la desaparición de tan importante
conjunto resultaron baldíos y debido a ello se procedió a reanudar la
excavación, con toda urgencia, con el propósito de trasladar los
monumentos a otro lugar. Este proyecto resultó inviable por cuanto el
estado de conservación de la mayoría de ellos era tan precario que
resultó imposible, a excepción precisamente del santuario que nos ocupa,
único de los monumentos que pudo ser desmontado y trasladado a otro emplazamiento". Esto es lo que dice Guillem Rosselló en la memoria de las investigaciones.
Domingo C. Hernández escribió en un artículo que en base a los hallazgos arqueológicos, el sitio habría presenciado uso continuado desde la Edad del Bronce hasta la Alta Edad Media, cuando recuperó la misma función tras haberse articulado en centro ceremonial talayótico.
Los usos del terreno como explotaciones agrícolas en siglos posteriores no hicieron más que contribuir al deterioro de los restos arqueológicos, lo mismo que sucedió con otros yacimientos de la zona. Pero en este caso el deterioro fue grande dado que Son Oms sirvió como cantera para construcciones más modernas hasta su definitiva desaparición de lo que culpa -lógicamente-, a la actuación de la Administración: "ante la desidia institucional tanto de la administración estatal como local".