La estrategia se centra en el factor más importante de la ecuación turística: las personas, la cara
del destino para el turista y elemento clave en la percepción de calidad experimentada por el turista.
El diagnóstico ha evidenciado la necesidad de una formación específica para el puesto de trabajo
generalizada, así como una escasa concienciación en calidad derivada de la ausencia, hasta ahora, de una estrategia global de calidad para el sector turístico. La diversidad de productos turísticos existentes en comunidades como Andalucía plantea necesidades específicas a cada uno de ellos. Turismo de sol y playa, turismo náutico, turismo cultural o turismo rural son segmentos de productos que presentan empresas de tipologías muy dispares, lo cual exige una estrategia individualizada para atender las especificidades de todos y cada uno de ellos.
Los distintos subsectores de la actividad turística presentan diferencias fundamentales entre ellos en términos de estructura empresarial, tipologías de contratación, capacitación exigida para el personal frontera, etc. Por ello, las actuaciones previstas deben tener en cuenta las necesidades de cada subsector.
La estrategia de mejora de los servicios tiene como objetivo el aumento de los niveles de cualificación de las personas que prestan los servicios turísticos mediante programas específicos para cada sector que generen mayores niveles de satisfacción, tanto por parte del turista como por parte del trabajador respecto de su actividad; y proporcionen mejores herramientas de atención al cliente.