No se entiende, de verdad que no, que en unas oposiciones de la Junta de Andalucía de Archivística uno no se examine realmente de Archivística, sino de Derecho, porque lo que se pregunta es legislación, estas oposiciones no valoran la capacidad, si una persona es apta o no para ejercer como archivero, sino que se hacen preguntas fundamentalmente de legislación, textos que están publicados y a los que se puede recurrir en cualquier momento e incluso por internet a golpe de clic. De este modo llegan a los puestos de archivero personas que saben teoría, sobre todo legislación, pero pueden carecer de saberes prácticos, no ser en realidad archiveros, mientras, por contra, el Estado se está perdiendo la labor de estupendos profesionales que no tienen nada que demostrar porque su trabajo habla por ellos.
Dicho ésto, en realidad terminamos sabiendo de todo pero en las oposiciones no se demuestra si eres buen archivero o no. Aparte de no creer en las oposiciones por considerarlas una forma de negocio más mediante el cual el Estado extrae de los bolsillos de los más necesitados pecunio para sus arcas, es que éstas no demuestran quiénes son archiveros y quienes no. Y esto pasa en realidad con todas las oposiciones, pero las de archivo son ya el remate de los tomates.
Habría que cuestionarse seriamente su utilidad. Pensemos. Si un licenciado sale de la carrera habiendo aprobado todas las materias, por qué razón necesita examinarse de nuevo si tiene un título firmado por el rey que lo dice...?. NO SE ENTIENDE, verdad que no?¡¡.