La criptografía es una disciplina encargada del intercambio de información y de datos en forma segura. Está basada en el desarrollo de sistemas de algoritmos que aumentan en complejidad conforme avanza la tecnología.
Ha sido herramienta útil desde que existen los Estados, usada por ejemplo para la coordinación de la estrategia militar desde las civilizaciones clásicas, algo que exigía sistemas que proporcionaran confidencialidad.
La idea era poder enviar información con la suficiente capacidad y seguridad a los ejércitos y a los aliados para que fuese imposible interceptar estas comunicaciones por los enemigos. Tal cuestión podía determinar la victoria o la derrota. Son ejemplos de ello la escítala espartana, por ejemplo; o el algoritmo Atbash, que aparece en la propia Biblia; o el código César que, según Suetonio, fue lo que utilizó Julio César en sus campañas militares.
Estos algoritmos criptográficos eran usados por un muy limitado número de personas y no fue hasta la aparición de la automatización bancarias o internet o la telefonía móvil, cuando la criptografía empieza a usarse, a sabiendas o no, por las personas en su inmensa mayoría.
Las personas pueden estar utilizando la criptografía sin darse cuenta, lo hacen cada vez que compran online o cada vez que llaman por teléfoco; o cuando usamos una red wifi doméstica, pues todos estos recursos emplean métodos criptográficos y sin los mismos, el uso de estas nuevas tecnologías sería imposible tal como las conocemos hoy día.
La Segunda Guerra Mundial supuso el desarrollo de los sistemas criptográficos, por ejemplo el ejército nazi utilizó la máquina de cifrado Enigma, sistema pionero y que más adelante conseguirían descifrar los investigadores polacos y británicos. La criptografía contribuyó a la victoria aliada porque permitió interceptar las comunicaciones de los países del Eje.
Para modelar y formalizar la criptografía surgirían teorías como
- la de computación de Alan Turing y
- la teoría de la información de Claude Shannon
ambas han sido base de la revolución postindustrial.
Después, en los años 70, IBM desarrolla el sistema Lucifer, de clave simétrica, que establecía las bases para la construcción de algoritmos que pudieran ejecutarse de forma eficiente en los ordenadores. Paralelamente, el NIST, National Institute of Standards and Technology, estandarizó DES, Data Encryption Standard, como un algoritmo de cifrado de uso comercial, siendo el sistema de tarjetas de crédito su primer uso, para asegurar las transacciones de pago.
También en los años 70 del siglo XX se diseña la llamada criptografía de clave pública o asimétrica, transcendental para dar paso a lo que sería la revolución internet. Distinguiéndose de los algoritmos que existían en el momento, utilizó una clave que cifraba y otra distinta, pero matemáticamente relacionada con la anterior, para descifrar.
Para ofrecer la confidencialidad necesaria en el uso masivo de internet, introduce la compañía Netscape el protocolo SSL, que utilizaba RSA, criptografía de clave pública. Así se hacía posible cifrar las comunicaciones entre un determinado navegador y un servidor cualquiera que fuera éste, siempre que el propietario del servidor hubiese gestionado un certificado pero sin que tuviese que hacer nada el cliente.
Actualmente la tecnología ha evolucionado tanto que cualquier transacción por internet queda protegida por criptografía, los móviles igualmente tienen un módulo criptográfico, algo impensable en la década de los 70 del siglo XX cuando solamente los gobiernos y los bancos podían tener acceso a la criptografía.